La música es tan fuerte,que nos sumerge en su infinita sabiduría.
si no hay palabras o no bastan las existen, siente una buena canción
mírame a los ojos, palpa cada ritmo, sostén cada palabra.
un pulcro y limpio vestido de boina blanca cantaba contoneándose en forma romántica y extraordinaria, enamorando a cada sonriente espectador mientras tres viejos bailaban de manera absurdamente divertida.
la garganta agitada de una preciosa negra se quedaba colgando en el aire, reteniendo silabas largas y vivas que rosaban con nuestros cuerpos emocionados en el espectáculo.
Ají de mirada prendida y picante, siéntete con los ojos cerrados que te esculcan.
masca esta hoja de coca ancestral y fortalece tu espíritu.
sentimos, y somos, palabras que mezclamos en los cuentos y camuflamos en la desaparición de nuestras vidas.
espuma mágica y fermentada, chicha recibida con mi huida, el canto y un letrero rojo y negro que gotea por la pared sangre apasionada.
espectros en la imagen en pantalla, varios de mis fantasmas reapareciendo a chorros de licor.
identidades trazadas por nuestros pasos rebuscados en la calle saturada
con ciclas de alambre y atrapa sueños tejidos
con rebuscados ofrecimientos y estómagos revotados
¿que despierta noche, tras noche?¿viernes, tras viernes?
se levanta un camino repleto de polvo amarillento, sacudido por nuestros ojos sosegados y nuestros ritmos satisfechos.
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