domingo, 11 de enero de 2015

Aprendizajes desde el cuerpo


I
Me levanto pensando en los multiversos más allá de mi materia, en las infinitas exploraciones que puede llegar a emprender el espíritu… Deseo impetuosamente viajar, ahora cierro los ojos, intento penetrar al espacio inconmensurable, siento mis extremidades ceder ante estas energías; sigo aquí, en el ahora. Aunque me entrego, no ha sido suficiente, pues mi mente dis
traída vuelve una y otra vez sobre el futuro y el pasado; entonces, el cuerpo comienza a hablar:
Conocerse es reconstruirse con el flujo natural de la vida, aprendiendo de las experiencias que el destino nos muestra, decidiendo la claridad, desechando la ilusión del ego. Este proceso requiere humildad, para reconocerse como un aprendiz, dentro de un proceso eterno, que nos llevara a unirnos cada vez más profundamente a la fuente inagotable de amor. Abandonar las ficciones, es un paso fundamental para sentir plenamente este camino, que nos lleva a desatar y sanar.
Culparse ya no es una opción, puesto que el cambio radica en nuestra liberación, en permitirse ser sin límites, para establecerse en un orden amoroso perpetuo; aceptando nuestras imperfecciones podemos encontrar su medicina y por tanto equilibrar el ser con compasión hacia sí mismo.
La enseñanza del cuerpo es no abandonarse; sino, sentirse, perdonarse, liberarse, amar-ser.

Caigo en un mundo y luego en otro, soy un ser multidimesional viajando incesantemente a través de la creación...El abrazo de mi madre me protege; siento el sonido de las aves, los rezos de los taitas, los círculos de los seres cercanos; voy transformándome con el fuego del espíritu que penetra sin necesidad del espacio o el tiempo, como energía, soy tan real.
Abro mis ojos, observo la nieve, los arboles que se van despojando de lo viejo, movidos por el viento, estoy estática, nunca e salido del infinito fractal constituido por los cristales holocuanticos y la fuerza que los invade: el Atma.