jueves, 31 de enero de 2019

Emergency

Tocando los muros invisibles de la realidad, una ilusión tras otra se va desplomando. Voy desechando las muletas dogmáticas, se van desasiendo las máscaras en mil pedazos, se va revelando la causa y su consecuente efecto.
Y es verdad, quiero escapar; pero un muro sigue conteniéndome al borde del abismo. El mareo incontrolable vuelve enunciando el inconformismo acumulado y sepultado en el oscuro rincón de la mente; reaparece la locura con su irrefrenable súplica y el alma exige un lugar genuino que habitar; la conciencia se detiene un momento en el camino, se pregunta sobre el sentido de su propia existencia. Se dice que sería más fácil si encontrara el antídoto para superar la ilusión, sería más sencillo si la utopía fuera posible y si el amanecer perdurara en el tiempo. Y lo sabe, debe atravesar este valle, para desterrar el auto-engaño, el materialismo y el apego. Soltar cualquier deseo y rendirse; incluso quebrantada, debe despojarse de aquello que considero valioso. Debe titilar un momento por la nada, el vacío, el no ser. Y ver que emerge de esta pausa, de esta concesión que le da la libertad de expresar su aspecto más vulnerable, buscando el fondo de su codependencia hacia la vida. La tierra tiembla y su cuerpo también, los deseos insatisfechos le producen repulsión y el sueño una vez más vuelve a ser la mejor opción. 
El sueño permanente de la vida que debe recrearse. La reparación de cada una de sus partes, el distanciamiento del sufrimiento y el reconocimiento de su debilidad, para que surja una fuerza que le de el coraje de atravesar la cuenca de las sombras saliendo ilesa...
31/1/2019