jueves, 25 de noviembre de 2010


Es como si no tuviera infancia, porque sigo siendo niña.

Urguida de cariño. moldeando la greda que estimula toda descarga...estaba absorta y con su semblante triste, melancólico, solitario.
¡Urguia! ¡urguia! pero ni el amor falsificado, ni la compañía superflua le llenaban su enorme cuenca vacía, temerosa, carente.
ni ese bus, ni la misantropia, ni los señaladores, ni la lluvia que caía casi a diario sobre sus parpados salían del silencio ruidoso de la falta de respuestas, de su sin cariño.
la masa nos envadunaba los vestidos, conjugaba con lo empapado de nuestro rostro, nos rayaba las mejillas con la suavidad de un masaje, nos dejaba ser pequeñas...
una gota callo del cielo, y después toda un acumulación de tristeza rebotaba sobre nuestros rostros ergidos que con una lagrima y una leve asfixia.
nos olvidamos de lo bueno que había en la vida.
Pero...Él saludo de súbito, como erosionado cada sentimiento y creando uno nuevo. Ella sonrió rápidamente, como indagando y no encontrando sus sentimientos troceados en el suelo.
lentejuelas y piernas esbeltas estimulaban a un publico arruinado en su represión, sombrillas extendidas cerrando libertad; auditorios en un acto desordenado de papeles revueltos.
ardillas escondidas, perdidas muertas, putrefactas, malditas.
hermanas revindicadas, vivas llorosas, sencibles, nobles.
padres presentes, amistosos, peliones, niños.
amiga, sincera, franca, con carácter, mujer.
Compañeros perdidos...perdidos...¡perdidos!
Que nadie os busque tanto como para dejarlo olvidado en la intensidad, pero que nadie os estime tanto, que tan solo le baste un recuerdo tuyo para dejaros en la ingratitud.
que nadie os ame, que nadie bese vuestras manos mientras junta su cabeza junto a la tuya y lloran juntas como complementandoce y temiendo el desprecio.
porque tu vales mas que un beso y un rechazo; y menos que un humano y un ave.
más que varias lagrimas y un taco en la garganta.
Esto es necesidad... falta de un afecto y enceguecimiento de unos lentes propensos a fuertes rayos de luz; esquivos a la desilucion, y rotos cristales en fragmentos reflectivos de tu vacio.
no se nos da lo que merecemos, sino lo que necesitamos; pues si obtuviéramos lo merecido, tendriamos menos que nada. menos que el más mínimo de los quereres.

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