martes, 9 de noviembre de 2010


A ti victoria.

Parte 1

-perdí,

Le tenía miedo a perder… hoy veo mis victorias a causa de mi enorme derrota. Transformo mi pesimismo en una trofeo; el mismo que se le da a los perdedores como premio de consolación.

-me vencí.

Eché de la casa a lo que me demostraba triunfo, quite el valor de mis cajones y quise recuperar mi vida.

Vencí, perdí, perdí, perdí…Ahora quiero recuperarme.

Algún día gané…pero fue hace tiempo, cuando no vi que en la victoria también estaba mi fracaso. Estas hojas me perdonaran, disculparan lo cínico de mi confesión.tal vez yo ya no lo haga… hoy no importa perder ni vencer, solo queda el sentimiento incontenible de la transparencia.

Victoria se veía seriamente preocupaba mientras llenaba de nuevo su plumilla de tinta, pero hizo una pausa. Y inmóvil nunca más volvió a escribir.

-Desgaste!

Deténganse, desgaste; y dejen a esta mujer guerrera en paz, no pretendan enrredarla con carcajadas repetitivas y mareadas. Deténganse!

Y los ruegos no fueron escuchados, y la mente borboteaba por dentro. Un derrame.

Se venció, perdió, perdió, perdió, perdí…Victoria…ella está muerta.

PARTE 2

Cuando salíamos a caminar solía proponerme cosas extrañas, locuras que nadie con el mínimo de sentido común propondría. Recuerdo que sutilmente y mirándome con deseo dijo que nos desnudáramos; saldríamos corriendo por el sitio, toqueteándolos a todos, comiendo caramelos, lamiendo barandas de buses y resbalando en medio de las multitudes con nuestros cuerpos pelados.

-evidentemente no, no, lo acepte…

Usted ya sabe, eso de las normas sociales que uno sabe no debe romper.

Verá Victoria era muy exentica, tenía una manera diferente de mirar, reír, soñar, andar; y yo una mujer algo monótona y aburrida necesitaba de una amiga como ella.

-¿Qué opina de sus últimas letras?

-eso es ella, no pienso opinar.

La locura era desviación del pensamiento; perturbación.

Pues que loca, desviada, poco adaptable esa mujer…sí.sí.sí…pero ella era magnifica.

Parte 3

De cómo ella conformaba su mundo.

Ja!.

Pues yo pienso que no era humana…

-¿Qué no era humana?

-Los humanos suelen actuar de una manera similar en determinado contexto; caminan según normas inexplicables, voltean sus ojos hacia donde la costumbre los guie. Definitivamente ella odiaba cualquier manera rígida y estipulada de actuar.

Victoria! Victoria!

-¿Estas?

Y Victoria no paraba de reír…

-ella solo es rara. El organizador del evento se disculpaba ante un auditorio entero, mientras la genio reía en toda su conferencia.

-disculpe… ¿no comprendió nada de lo que dije?

Es mi lenguaje, y fui conformando mi mundo con este. Si estoy fuera no me importa; vencí.

-El no tuvo como defenderse, que decir. No, no entendió absolutamente nada; y la indignación de un auditorio entero caía con presión sobre su rostro desfigurada en una mueca y un quejido.

Parte 4

Creo que por eso la quise.

Se decía el hombre que tendía una mano sobre el féretro y con su rostro muy muy cerca de la muerta; pretendía levantarla. Como si su respiración fuera la herramienta de alquimia que despertaba a los muertos.

¿Desvestir a una muerta? Tener un impulso necrofilo entre las manos, pero aun así era irresistible.

Con sus botones bien apuntados de ese vestido chirriante de colores fluorescentes, con su piel negra y tersa; unos labios bien cerrados y gruesos. Si que la deseaba; quería su cuerpo, se lo llevaría para ser alma.

El vestido desapuntado, el cuerpo helado, los labios gruesos… eran la contemplación y sus mangares.

Parte 5

Ya me va a decir usted, ella no está muerta. Vive en mí.

-Puede pasar señorita Victoria.

Un ajá salió de la boca que mascaba chicle y abiertamente hablaba bajo esta acción.

La entrevista fue un caos, la mujer era muy compleja, o muy simple; no se decirle…

Al fin y al cabo me cautivo, y le di el puesto.

Nunca se atribuyo alguna cualidad. No llevo libros en sus manos ni sacudió sus vestidos; actuaba naturalmente. Era hasta cínica.

Parte 6

Sincera, sí sincera.

Así la describían los trajes negros, las sombras que hablaban alrededor del cuerpo estático y disecado que reposaba en el piso con una pluma inmóvil en mano.

Vencí al estar muerta. Victoria.


valentina castaño.

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