sábado, 10 de octubre de 2015

Llamamos a los saberes de los pueblos para que reanimen nuestra memoria espiritual, nuestra agudeza natural, nuestra capacidad para perdonar...
En este camino de constante sanación, se abrazan a las sombras en el fuego de la transformación,
se escucha el territorio para liberar nuestras profundas raíces, surge la palabra para seguir transmitiendo la esperanza, poco a poco se va entregando el ser humano al universal propósito; encomendando nuestros sueños al benefactor de la creación, donde las soledades desaparecen y los egos se disipan, donde la realidad aparece nítida, limpia y desafiante...

Ese espacio donde reconocemos lo divino y conciente para trabajar sobre el presente sincrónico...


Perseveramos en la tarea de sanar nuestro corazón, aunque ello implique sentimientos contradictorios y desapegos de nuestro ego; debemos estar dispuestos a respirar en paz con la vida, sin discriminar a sus seres, cuando el amor reina, debe hacerlo en todos los espacios, resonando en todas las mentes desde el perdón, a si mismo, a los que creemos nos han hecho daño, a nuestros hermanos que se encuentran atados por la vanidad; a todos debemos aprender a comprender y a guiar cuando lo necesiten.
Que la palabra se manifieste en los corazones para que la luz ilumine nuestra oscuridad, siendo esta iluminada por el eterno  amor incondicional, donde no exista egoísmo, envidia, avaricia, ira....Madre/Padre enséñanos a ser impasibles y sabios.