La vida no estaría completa sin la experiencia de la muerte. Día a día morimos un poco, y a su vez renacemos como constante en nuestro tránsito por la existencia.
¿Qué estamos dispuestos a dejar morir en nosotros para permitir que la vida nos alumbre?
Actuar con coherencia en el ahora, nos permite abrir la puerta a la trascendencia del mañana. Este proceso, nos lleva por circunstancias matizadas por el tiempo; lo que ayer fue benévolo, puede haberse traducido en dolor y después en sanación.
Es fundamental percibir de forma ecuánime nuestra vida, ya que no estaremos a merced de los acontecimientos, sino que, tendremos la capacidad de sojuzgar cual es el sendero que nos lleva a la realización. Sin darle un sentido bueno o malo a nuestra experiencia, sino elevándonos por sobre ella como quien se observa a si mismo sin identificarse con el juego.
Por eso hoy, quiero dejar morir mi apego hacia personas, circunstancias , cosas y dinero. Quiero sentir la libertad de disfrutar del presente y los regalos que este ofrece, quiero ser libre de las expectativas y exigencias de otros y trazar mi destino con sabiduría.
Quiero dejar morir mi pretensión de ser amada o reconocida, por ello busco sopesar mi valor y ofrecer mi amor incondicionalmente; abriéndome a la magia de la vida con inocencia y confianza. Quiero conocer seres libres y completos como yo. Con quienes pueda compartir mi autenticidad; sin temor a adentrarme en la profundidad de otros reflejos.
Quiero no tener barreras para el amor y dejar morir al temor. Y simultáneamente, dejar morir la enfermedad de mi cuerpo y mente, porque quiero experimentar la sanación integral de mi ser.
Vivir libre de manifestar mi potencial, ser más decidida y disciplinada, trabajar en mi misma; conocer mi interior, saber cuáles son mis sombras y tener la capacidad de abrazarlas. Saber cuáles son mis virtudes y poderlas usar para edificar tejidos prósperos y prolíficos.
Quiero dejar morir al egoísmo y egocentrismo, para reconocer que la generosidad y el altruismo son el rostro de una vida al servicio de la vida.
No debo tener miedo a retener nada, porque todo me sobreabunda y colma; quiero dejar morir la mentalidad de escasez, pues todas mis necesidades son cubiertas por la creación en mi presente.
Debo poder extender una mano de apoyo a quienes así lo requieran, sin negar mi ayuda o palabra a quién está solicitándola. Solo que, debo tener cuidado de no cargarme yugos que no me pertenecen, pues mi prioridad es sanarme y así poder brindar ayuda a otr@s.
Quiero dejar morir mi altivez y orgullo. Cerrar la herida que me causo sentirme desvalorada durante años. Quiero dejar morir mi complacencia y deseos de agradar, para permitir que mi fuerza y valentía emerjan con esplendor.
Quiero tener la capacidad de enunciar mi verdad sin miedo a ser yo misma.
No quiero volver a negociar mi libertad; pues habiendo transitado por este sendero, veo cuan desleal conmigo misma fui al adaptarme a circunstancias que no estaban dentro de mis competencias.
En realidad, quiero dar paso a mi autosanación y plenitud; forjando con paciencia el sendero que he de transitar, siendo la dueña de mi tiempo y tomando las decisiones sobre el espacio que deseo habitar. Sin que nadie pueda cambiar el rumbo de mi destino, más que el más alto propósito que me guía a volar por sobre las contingencias.
Aveces, nuestras prisiones no están edificadas con barrotes, sino con las cadenas invisibles autoimpuestas, edificadas con acuerdos imposibles de cumplir, con palabras y pensamientos limitantes, con barreras mentales y supuestos culturales.
La vida es deleite, libertad, soltura y no armadura.
La vida es libre en su naturaleza cuando deja morir su miedo al futuro; al que dirán, al "deber ser" moralmente infundado, a las ataduras prefabricadas que ciertamente dan una sensación de seguridad, pero que a la vez son perdición y perdida.
Cómo libre pensadora, puedo cuestionar los cimientos sobre los que se edifican las estructuras sociales y reflexionó sobre las coacciones que estás ejercen sobre mi y los sujetos.
Pues considero que una humana libre debe morir también al sistema de creencias que le impide experimentar su esencia y origen.
Debe morir a los patrones afianzados a un "modus vivendi" que la somete, subyuga o coarta desde la violencia que por siglos le asedia.
Debe morir a pensar el mundo desde una sola perspectiva; ya que puede permitirse entender otras formas de crear y concebir el mundo. Debería morir a si misma para verse reflejada en el todo con amor.
Fractal Aro Iris
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Pintura: Julio Cesar Restrepo |