Cada día, trae consigo un poderoso abono que hay que recoger con las manos abiertas de par en par, con la cabeza gacha y el corazón expuesto. La materia prima puede ser una discusión, un silencio, un gesto, una palabra, una mirada cualquiera. Que después se recuerda para ser transformada en un abono no dual. Es la alquimia de convertir cada experiencia en aprendizaje; en saber reconocer que no somos seres acabados determinados por una moralidad estática o por un “deber ser” o por un “aparentar ante la sociedad”.
Si te aprecian, que lo hagan de verdad, más allá de las falencias humanas, más allá de las palabras bonitas o adornadas, más allá de los juicios personales. Si te quieren que sea porque te valoran como un ser humano completo, con todo y tus equivocaciones. Que la estima verdadera sea real, no el espectáculo para agradar a todos. Si te expones, que sea para crecer y no para mostrar una cara incorruptible de ti mismo. Por eso, si te aman, que sea sin condición. Aceptandoté tal cual eres y no como los demás quieren que seas. Y si no te aprueban o validan…-¡Que importa! -Eres libre de ejercer tu derecho a ser.
No estás aquí para cumplir con las expectativas de nadie. No estás aquí para mostrarte autorealizado cuando aún te falta un gran trecho por recorrer. Estás, para mostrarte cómo eres; algunas veces vulnerable, otras veces terca, otras tantas un poco despiadada en tus argumentos, y otras sarcástica. Nadie puede imaginar cuanto valor existe en atravesar el valle de críticas y sombras . Para simplemente ser. Ser ese uno en construcción tanto con virtudes como con errores, tanto con desmedidos juicios como con empatía. Tanto con arrogancia como con humildad. Porque recuerda, vuelve a pasar por el corazón, una y otra vez; hasta que reconozcas que aunque habitamos diferentes cuerpos, que vivimos distintas batallas y caminemos en otros pies, con otra visión; somos parte del uno. Algunos deciden ver de arriba abajo, mientras otros, hemos elegido mirar hacia el cielo toda la vida, para darnos cuenta al ver nuestra pequeñez ante el infinito, que somos solo un granito de oro aportando en el basto resplandor del universo entero.
Valentina Castaño
10/07/2020
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