Busco a tientas en medio de la noche la claridad que prolongue
el estado de tranquilidad que me brinda la soledad. Y es que en estos tiempos
donde el sol se ve eclipsado anularmente por la luna surgen las preguntas
irresistibles de los noctámbulos.
Es un hecho admirable que el sol de nuestro sistema pueda verse por unos momentos obnubilado
por la fuerza de la luna nueva que lo abraza. Esto me evoca las veces en que la
fuerza misteriosa de la luna me arrastra hasta la profundidad de la noche donde
aún no hay atisbos de sol; pero soy capaz de reconocer mi propia oscuridad, transmutándola
de alguna forma en un caudal de energías renovadas que me permiten entender que
la inocencia es un estado de conciencia así como la plenitud o la locura.
¿Pues
quién puede estar aislado de su propia naturaleza, sino quien no la ha
reconocido en todo lo que es? ¿Quién podría estar en paz consigo mismo si aún
no se a reconciliado con su propia oscuridad? ¿Quién podría seguir fantaseando con las formas de
luz cuando no ha visto lo que tras el vacío inconmensurable se encuentra? Y ¿Quién
podría superar su ilusión si nunca ha renunciado a ella?
Fractal Aro Iris 28/12/2019
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