Ya no hay tiempo para la desidia, el miedo o los golpes de pecho por el destino de Colombia y el Mundo. Es tiempo de actuar, de aunar fuerzas y de juntar millones de latidos por la transformaAcción. De antemano, sabemos que la re-existencia en estos años implica forjar estrategias pacíficas ante el modelo de extracción, expropiación y monopolización que durante décadas se ha venido fomentando en nuestro territorio; pero la fuerza de un panal puede llegar a desestabilizar las bases del sistema que se ha fundamentado en la injusticia, la violencia y la muerte para “prosperar”; conjuramos ese modelo a su decadencia, porque seremos los veedores, protectores y artivistas en post de la vida.
Se está colmando la copa de nuestro planeta, se han manifestado muchas catástrofes de origen antropocéntrico, y aunque es cierto que el planeta ha tenido cambios significativos a lo largo de 4.500 miles de millones de años, también lo es que nuestra presencia como Homo sapiens no sapiens desde hace 180 millones de años, ha acelerado el cambio climático y la transformación de ecosistemas fundamentales para mantener el equilibrio en la biosfera; en especial en los últimos dos siglos donde se dio la revolución industrial, la revolución verde entre otros eventos (que deberían denominarse condenas y no “revoluciones” ni “desarrollo”).
Según algunas de las cosmovisiones de los pueblos originarios que habitan el País, “la tierra es nuestra madre” y la ley de origen rige por sobre las políticas que se han instaurado desde las instituciones a favor de la privatización y el neoliberalismo que prolifera en el sistema global. Ya estamos viendo los efectos de irrespetar las leyes de la naturaleza, entre los que no solo evidenciamos las consecuencias sociales sino también ambientales de este modelo de muerte, despojo, extinción, decadencia, hambre, sequía, fragmentación, inequidad y violencia (por mencionar algunas) frente al beneficio perecedero de los exterminadores de la vida.
¿Cómo vamos a afrontar este panorama devastador? ¿Qué haremos los defensores de la vida? En tiempos de crisis surge una poderosa fuerza de re-existencia, ante el dolor de nuestros ecosistemas, surge un poderoso llamado a proteger sus cuencas y biodiversidad, de esa mano extractivista que asecha a los territorios para llenar sus bolsillos de minerales finitos; ya estamos superarando el tiempo de la conquista donde nos engañaban con espejos quebradizos llenos de ilusiones ópticas.
¿Cómo vamos a afrontar este panorama devastador? ¿Qué haremos los defensores de la vida? En tiempos de crisis surge una poderosa fuerza de re-existencia, ante el dolor de nuestros ecosistemas, surge un poderoso llamado a proteger sus cuencas y biodiversidad, de esa mano extractivista que asecha a los territorios para llenar sus bolsillos de minerales finitos; ya estamos superarando el tiempo de la conquista donde nos engañaban con espejos quebradizos llenos de ilusiones ópticas.
Este es un llamado concreto a la re-existencia y la resiliencia en tiempos de crisis, solo queda la esperanza de ver amanecer un nuevo tiempo, solo queda el consuelo desde el tejido humano que se ha formado con propósitos altruistas que llaman a la vida, la unidad, la sororidad, y el amor.
Se levantará un pueblo: una nación sin fronteras, sin límites y sin opresor, que protegerá la tierra con sus báculos pintados con los colores de la diversidad, para co-crear un amanecer donde puedan florecer l@s niñ@s en libertad.
Ataguaia
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