Transformación eterna

Recuerdo cuando comencé a escribir; parece que fue ayer en medio de casitas coloniales, en esta misma banca
.

Solía ir vagando por los textos, recorriendo los libros que tenían rostros vivos, andaba por las trochas mas espeluznantes, siempre sola, nunca con rumbo establecido.

Jamás he escrito mas allá de mi, pero nunca sobre mi. Las imagenes aparecen evocando los momentos jamás vividos, del ayer, nunca escrito. –hoy-

Siempre escribí con los rastros de mis pasos. Sostuve mi mirada en medio de sonrisas y calles atiborradas de gente. esa gente que abruma, sobre todo cuando son sus voces tu voz y te confundes con sus pasos y sus letras.

con un taco en la garganta de rebeldes sin consuelo; se aglomeran en tus músculos y se levanta un grito de pasión y adrenalina.

 La libertad se ve acoplada con la masa rebelde, eres igual a todo; un mundo que nunca escribí.

 Sin fin de épocas discretas que jamás aprendieron sobre nada; repitiendo sus masacres, agotando sus sueños.

pero suena, hay viene escucha...los reconoces, los apruebas los estrechas como colegas, porque no son violentos pero todos están compartiendo el incontenible deseo de libertad.

Escuchas, clamas… entonces todo vuelve a quemarse dentro de las llamas represivas; jamás escribimos nada, ni siquiera la historia que vemos con tristeza. Repetitiva, pobre, solitaria como mis pasos de viajeros de colonias de hombres coleccionistas de estampillitas de rostros.

yo no creo en la humanidad puesto que mi decepción mas grande a sido amarlos; amar es al final aceptar demencialmente; sin ni una condición...sin embargo ¿quien ha de creer en un cuchillo si no ha visto su flor?

A ti mi jardín bello, a ti guardo el respeto y mi ánimo, mi inútil entrega se rinde a tu colmillos ; cuando me masticas con lentitud, treinta idos veces aproximadamente comienzo a sentirme humilde. En la 22 aba se desgarran todos mis huesos; Decaen todas mis extensiones de tronco.

Me siento ruido y dolor.

Más tarde escrito.

Una muerta rondando.

 Un cuerpito quemándose.