Elevándome por sobre el drama para reconocer la fuerza de mis alas,
Desatándome de patrones para amanecer en el presente del auto conocimiento,
Resolviendo el puzzle de mi vida en el instante donde la respiración se hace lenta y consciente,
Donde los ojos perciben la realidad sin velos conceptuales y entonces puede apreciar la hermosura de de la vida.
En la remembranza de poemas aprendidos y tejidos en las comisuras de los labios que pronuncian:
-"¡Evohe!"-"Sueños son"-"No congeles el júbilo"...
En esta habitación que a sido testigo de quebrantos y elixires, de humos y danzas, de anhelos, lecturas y explosiones.
Allí, en ese espacio donde puedo confesar mis más íntimos secretos como el anónimo que va deshojando las frases escritas en la pared.
En el lugar donde se reconsidera el rumbo y se reescribe la historia.
Donde los oráculos se nutren de experiencias y la vida sigue exigiendo crecimiento interior,
Madurez, responsabilidad, constancia, disciplina, mansedumbre y estrategia.
Ese escenario gravitatorio donde las espirales cotidianas rebelan la esencia incluso en la tormenta,
Allí, donde puedo recobrar mi antigua manía de hilar la palabra desde lo espontaneo,
Y estando aquí y allá ya no me avasalla el sentimiento de vació, porque tantas veces he transcurrido por la destrucción de mis cimientos hasta tener muy claro que mi sentido de existencia se reconstruye desde el amor.
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