sábado, 7 de junio de 2014

Sincronía I (Pasado)


La vida es una aventura que se desenvuelve con exactitud, aunque sus circunstancias son temporales, ella nos define durante la metamorfosis; entrenarse en el desapego pasional, es una tarea constante, ya que las circunstancias del pasado se deben ver con gratitud y perdón, pues fueron los pasos que necesitamos recorrer para concebir el mundo como ahora lo comprendemos.
Nuestro destino es el mismo: infinito, pleno, sublime... Permite que el fluir natural de las cosas se manifieste, acepta las condiciones actuales y cumple con tu deber con amor; no sientas más tristeza, rompe con el miedo auto-impuesto, no sucumbas en el dolor, la incertidumbre la impotencia; siempre es más beneficioso mantener la esperanza, crear con los pasos, ansiar con el corazón, realizar con las manos, llevar a cabo junto a los hermanos.
Cuando la memoria se despliega, solo me queda sentir la huellas en mi alma, mente y cuerpo y agradecer por todas los acontecimientos del proceso; la vida aunque en ocasiones me turbe, es la sabiduría encarnada y la creación siempre sabe en qué momento brindar sus enseñanzas.
La resistencia de mi ser a aceptar las condiciones de la zoociedad, la vacuidad, la “maldad”, la civilización, las obligaciones monetarias, la mentalidad moderna (por mencionar algunos elementos con los que he sido inconforme, si bien rebelde o cómplice) es en el fondo una lucha inútil, pues es más estratégico armonizar desde dentro la situación, trascenderla a partir del propio cambio y del verdadero respeto, para alcanzar ese entendimiento que nos permita vivir libres de resentimiento.
Cada momento es propicio para corregir nuestros pensamientos y actitudes, aunque nuestra humanidad errática nos desvié, nuestra divinidad sanadora nos dirige hacia la claridad y la luz; es mejor tener un tesoro oculto que una moneda de oro expuesta en un museo, así con el espíritu es mejor cultivar internamente principios universales (y aplicarlos) que ser un santo o erudito ante la sociedad pero ser en realidad un falso; el verdadero valor se encuentra en lo profundo y no en las superficies mundanas.

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