domingo, 15 de junio de 2014
Quien hiere la vida, aunque no lo vea el pájaro que silva, ni le señale la raíz que se abre camino entre los minerales; se condena a si mismo, porque olvida su naturaleza primaria.
Quien a su hermano quiere hacer daño y pretende destruirle; genera el efecto contrario, pues su hermano será más fuerte al afrontar la prueba que se le presenta y se envenena a si mismo con la trampa que el mismo extendió para caer.
Cuando uno percibe que la envidia, la maldad, el egoísmo, le asedian con ataques...No hay que luchar odiosamente, ni hay que albergar sentimientos de rabia y dolor; se debe liberar, con la mente calma y el espíritu fortalecido;
Puesto que la ilusión no posee poder, las malas intenciones no nos deben afectar ni detener, al contrario, nos volverán aun más valientes para que seamos capaces de crecer con los nuevos retos.
Gracias Madre vida, porque tu lo haz sentido todo con amor, tu tolerancia es abundante, tu protección inagotable; gracias porque el perdón es tu ley.
¡Que re-nazca la vida en esta tierra sagrada!
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