sábado, 29 de octubre de 2011
No es de confiar el humo que reincide sobre el rostro,
trae a la memoria la melancolía y al mirón subrepticio
determinado por el proceso de sus pulmones y las aventuras,
cada sujeto, amor, extraño, golpeaba sin permiso los recuerdos
a bocanadas de aire extinto redibujaba aficciones
humenates compañeros cargaban con sigo el vaho
que luego sabría amargo en la boca y los pasados,
con el mismo efecto de un tango apasionado
tienen el prodigio de contagiar mas allá que cenizas degradadas
inocentes secretos urgidos de cariño.
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