-te contare una historia infinita-
había una vez en el mundo de la fantasía una gran algarabía, absolutamente todos los habitantes de esta tierra se solían sentir sumamente felices; sin embargo hoy se veía como los relojes alarmantes anunciaban el alba.
Las creaturas solían andar por doquier con sus sonrisas lumínicas; he inventaban, que era el oficio mas productivo y favorito de todos los que allí se encontraran.
pero los gritos de precaución fueron difundiéndose de boca en boca, porque llegaba la monstruosa mañana con sus dientes afilados y sus manos de rutina.
algunos pajarillos fueron convirtiendo el trance en algo mas llevadero, y de un zampaso todos los que ahora dormían transportándose con hermosos medios, fueron obligados a andar a dos patas en una cantidad de trabajos que ya no inventaban si no que consumían.
Ya no estaba ese sueño profundo que absorvia con arte y felicidad a todo el que se midiera a andar con personajes misteriosos preciosos tomados de la mano, ya no teníamos el pensamiento liberado de las sojas de la cotidianidad, ni podíamos desear y crearlo en nuestros ojos.
las cosas se desvoronaban y el grito de alarma ahora sonaba tan real...
pero un lindo personaje de nuestro cuento, agarro papel y lapiz, tomo pintura y crayon, música he hilos, y plasmo en un pequeño fragmento de esmeralda una porción de mundo fantasía.
por ello cada quien que tenia la vehemente necesidad de viajar noche a noche por las tierras desconocidas, imaginadas y deleitosas; podría en realidad, compartir sus esperanzas en fragmenticos pequeños que crearían el verdadero tesoro y una probable salvación en el planeta del alba, el sudor y la obligación.
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