viernes, 4 de febrero de 2011


me pongo frente a la pantalla y pretendo inútilmente cuadrar un par de palabras con un sonido a camino, en cambio solo acelero mi paso por la acera que va taladrando después de mi destrucción, arde esa noche, una lupa intenta encontrar la luz para que mi cuerpo valla rostizandose con el sufrimiento inedito que se aparece de repente y sin aviso; sin embargo un día me toma por sorpresa mientras mi cuerpo en llamas ladraba de temor.
Un día como hoy que me acomodo de forma que pueda ver el cielo despejado y una que otra estrella no contaminado por un nubarrón drogado de esperanzas decadentes.
y ya en mi posición fetal, siento como una brisa lenta se va intrometiendo, como un destino extraño se presenta en el rayo de un sol que cae como música, bañándome entre el calor y el frió instantáneo de un después de la lluvia.
ahora junto mi día, recordando que puedo sentir, a diferencia de mi frialdad que me acompañaba, veo como me siento, me erizo, me tiendo...
tendida en el pasto del cual son dueños los rumiantes, trato de atragantarme con un poco de malezas, pero encuentro que es mas importante ser tierra que humano, extendida con mis raíces patas arriba hacia el cielo, postrada desde la tierra con mis manos, cresco.
y veo todo distinto que es aun mejor que crecer, que perder que sonreír...acomodo en mi dia un par de particulares momentos para luego lanzarlos como un lirio sobre azufre.
tal vez no soy insensible, y las cosas pasan porque sucede que debemos soportarlo con el paso impetuoso de nuestro sudor rotando entre las manos frias de cada identidad, personalidad única y múltiple con picaflores.
y cada flor puesta en su sitio, lixiviada; destilada a cada nutriente pudoroso es arrancada para que roto su tallo broten los chorros de su sabia sangre, pero que fluyan entre sus hojas siento.
como ande el hoy, y el mañana; un tanto indiferente, otro poco sensible; borboteaban de mi los llamados de auxilio y las lagrimas de hilos azules, como para enredar las dos miradas penetrantes recibidas por desconocidos; el congelamiento tardío llego, y este se llevo mi muerte saboteada por el alma, aplaudida por un ruiceñor.

todo pasa entre mis puños como un corrientazo divinizado por mi instinto, que tienta a esta cobarde a ser un poco valiente entre sus dientes.


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