Decido hablar desde la sombra porque situarse desde la luz
es muy sencillo, pero en ocasiones superficial. En cambio, considero que ir
hacia al subconsciente y reconocer la propia oscuridad es una labor
inextricable para valientes.
Es tener el miedo al frente y no salir corriendo detrás de
la primera ilusión, es tener la capacidad de desentrañar el dolor, la tristeza
y la miseria que hemos encarnado como especie humana.
Es poder revelar nuestra vulnerabilidad ante los ojos del
mundo y aun así seguir siendo fuerte. Es reconciliarse con los fantasmas del
pasado, perdonar las equivocaciones de nuestros ancestros y los errores que
hemos repetido. Es trascender los ciclos del perpetuo victimario, para asumirse
como coocreador de nuestra experiencia de vida.
Por eso me gusta el lugar de la sombra, porque en la
oscuridad se despierta la intuición y la capacidad de ver más allá de las
aparentes condenas o de la complaciente idea de que "estamos bien".
Cuando lo que nos hace falta de vez en cuando es un sacudón en nuestra
conciencia, que nos revele los misterios más ocultos de nuestras vidas y nos
permita trascenderlos.
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