Retornar al círculo de la vida es respetar nuestra feminidad, encontrándonos con la mujer salvaje que nos habita a todxs sin excepción:
La tinta roja envuelve mis palabras, la sangre de las mujeres me embriaga de melancolía, nadie podría imaginar mi dolor, siento en mi corazón la herida que los siglos del sistema patriarcal ha perpetuado; las lágrimas me bañan de nuevas ilusiones, porque la diosa empieza a despertarme a una nueva realidad, donde los valores de una madre protectora, una sacerdotisa consiente y una sabia artivista se encontraran expandiéndose por toda la humanidad, para sanar al mundo de su torpeza y crudeza; se levantaran los círculos de mujeres hermanadas, las lobas correrán libres por la naturaleza, el trinar de las aves anuncia un tiempo de despertar; la muerte que nos sobrecogió en el pasado ya no tiene poder sobre el poder gestante de la vida que nos domina, la medicina del amor no tendrá límites...
Hoy corrí persiguiendo al sol en la montaña, pude entonar silabas de libertad en unidad con la suntuosidad de la vida, abrace los árboles, observe las piñas de los árboles, disfrute estar viva en el mundo salvaje, con las hojas secas y las flores retoñando; mi cuerpo gateo a través del bosque de pinos, el olor de la tierra me invadió, el paraíso que me envolvió fue transformador; 20 metros de donde me encontraba, dos venados corrieron y volvieron a incorporarse en el bosque, esta poderosa señal me permitió entregarme por completo y auténticamente a mi madre vida.
La reivindicación de los derechos de la mujer, debe estar ligado a los
derechos de la naturaleza; y por ende, a la creación de un sistema que promueva
la vida y no la muerte. ¡¡¡¡RE-EVOLUCIÓN!!!!!!
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