Arrancados con brusquedad de la masa parlante, impulsados por el cuerpo primitivo, nos encontramos en un fatídico y preocupante momento; en el cual, la verdadera conciencia de donde, con quien y que hacemos no esta en una reflexión demasiado profunda o pausada. En ese punto, preguntamos:
-¿Tiene baño?
-Ahí, nos señalan- realizamos un paneo con la mirada, la fijamos donde esta una puerta desgastada y algo manchada;evadimos todos los obstáculos del camino,nos llevamos algunos compañeros por delante y después de unos pocos pasos, que parecen eternos, nos encontramos frente a frente con una puerta chirriante.
ya dentro,descargamos con estrépito toda necesidad física, no sin antes ver hacia las baldosas y el suelo, que por lo general esta asquerosamente untado y sucio; mas no importa, el mareo, el vomito, la orina; son fluidos de todo cuerpo viseralmente instintivo; luego, nos quedamos inspeccionando nuestro rostro proyectado en el espejo, como si ese que vemos, fuera otro que nos suplanta, he hay el mortal reconocimiento, el vernos en cualquier lugar, con cualquiera, siendo no nosotros.
a tropezones regresamos con mirada triste, un poco mas individuos, menos boñiga.
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