En la quietud aparente del cuerpo, se abre un campo de expansión en el espíritu; cuando por un breve lapso de tiempo se cesa de actuar en el exterior, se inicia una encuentro interior interminable; lo que "afuera" sucede al frenético ritmo de los pitos y alarmas, de las exigencias y compromisos estipulados por nosotros mismos, "adentro" se extiende como la paz, que invade con confianza desde la reconciliación mas pura con nuestra naturaleza; Jung dijo "Su visión se aclarará solamente cuando usted puede mirar en su propio corazón. Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta."Comprendiendo esto, lo ideal es volver a nuestro centro, donde el orden natural, el acontecer fluido y el hacer sincrónico se desenvuelve de modo perfecto, resonando con nuestro impulso innato de vivir, armonizar y crear una proyección sanadora para nuestra vida, entendiendo todo ello como el proceso que debemos permitir y dejar ser...
Osho en su libro madurez menciona: "Primero debes llegar al modo receptivo, primero debes conseguir ser
pasivo, primero debes conseguir no ser activo. Y cuando tu ser interno
florezca y hayas llegado a conocer el equilibrio interno —que siempre está
ahí, el centro siempre está ahí—, cuando hayas reconocido ese centro, de
repente, desaparecerá para ti la muerte. De repente, desaparecerán todas
las preocupaciones porque ya no eres el cuerpo, ya no eres la mente."¿Estamos dispuestos a dar este paso hacia nuestro equilibrio?
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