Confesar que la travesía de mi vida tiene momentos de desenfrenada pasión y locura; que en esos instantes donde la bruma parece que es lo único claro, aparece una luz, un pequeño destello de esperanza, que reclama justicia; que dicta con un susurro una severa decisión, la de sanar las heridas del pasado y reconstruir la vida en base al amor, incluso sacrificando aquello a lo que se le había dado el valor de "real". Cuando una "realidad" se desploma, un conjunto de significantes mentales alardean su elocuencia y desean perpetuar la ilusión mediante argumentos rebuscados; pero algo muy profundo quiere acallarlos, el corazón que estaba atrofiado por el gran bullicio late cada vez mas fuerte, hasta que se hace escuchar:
Dice que el dolor y masoquismo deben terminar, que los juicios morales y los señalamientos están condenados a la extinción, que es su precipitado latir o la muerte. No queda opción mas que verle, sostenerle, acariciarle, darle vida...Esto no lo puede hacer nadie mas que quien lo alberga, esta herida debe ser sanada y expuesta a la luz...
El corazón comienza por revolucionar todos los órganos, el útero que estaba apoltronado comienza a expulsar su resentimiento, el dolor que durante años se escondió tras sus trompas, pues quería convencerse que un camino como el recorrido solo podría dejarle sanidad, pero había olvidado algo esencial, el ir al meollo del problema y desterrar de allí las memorias dolorosas del maltrato; que la limpieza debe ser consciente y valiente, pues la memoria emocional es muy poderosa y por mas que la razón quiera encubrirla, una fuerza guía a revisar el daño que deja nuestro sufrimiento...
Si hay en la garganta un taco que sale con el apoyo de un cómplice alado, si hay en la escritura una amiga, o si hay en el descanso un animador, si hay en la respiración la posibilidad de liberación, si hay en el devenir infinito gozo...Entonces podre vencer la muerte dotando de amor a mi corazón, para que de este genuino deseo se desvistan de su oscuridad las sombras y los fantasmas del pasado queden ahuyentados por el abrazador fuego de la comprensión, así mismo que llegue la vida a irradiar los nichos del miedo y que aparezca radiante la sabiduría del hacer, para que ninguna idea de separación, división y fragmentación pueda engañarme.
Que el gobierno de la verdad se inmiscuya en todos mis asuntos, que la vitalidad pueda manifestarse en cada aspecto de mi ser; para que lo real sea construido desde los cimientos, en perfecta armonía por la eterna creación.
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