Hace días me mantengo encerrada en estas paredes de soledades, ya me voy acostumbrado a ellas.
Todo comenzó con una peste de muerte, una enfermedad hipocondríaca y un frió de huesos insoportable, me metí en mis cobijas arruchada con un conejo blanco, y dormí durante horas y horas, olvidando en que día y mundo estaba.
perdí la noción del tiempo, y no se me de la gana de recuperarlo, porque me he vuelto a encontrar, ya no necesito perderme en el sin fin de hipocresías que existen fuera de mi caja de pandora.
una vez, comence a bailar al ritmo de un piano destartalado, cerré mis ojos, tropece con unas cuantas cosas, caí como desparramada sobre el suelo, me invente historias y comencé a escribir en mi mente que estaba borrada.
no recuerdo nada, tal vez eso que esta afuera es un sueño y mi verdadera realidad se encuentra en el interior, en el interior.
el muro, ese limite inestable de mis sentimientos, la gente, ese limite de concreto hendido.
voy a sumergirme, a como de lugar, a costa de todo, y voy a ahogarme.
pero no sera en el mar de confusiones que me invadía, tendré el agua pura que me asfixiara con dulce y pausado recuerdo.
no pienso levantarme de esta inundación, a pesar de que sea viernes y todos mis semejantes anden saltando por hay con alteradas sustancias que han mezclado a su cerebro.
voy a comerme esos cerebros.
voy a hipnotizarme.
y a dormir.
ya nadie me perturbara, porque un cuerpo sobre-hidratado, no se reconoce.
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