domingo, 14 de octubre de 2018

Nunca dicho


Emerge un impulso indescriptible que quiere hablar aunque las palabras sean escasas y quiere narrar historias aunque cada una de ellas sea una invención.
Es la voz que se busca entre la sombra del corazón, es la queja no expresada, la sensación negada, la apariencia sostenida que de repente se satura de pensamientos y desea explotar como un incontenible caudal que quiere navegarlo todo y sacudir el más remoto rincón de la conciencia para su sanación.
Es la culpa acordándose de que no existe el pecado, el error o la imperfección. Es el pasado apareciendo en ciclos de aprendizaje transmutados en deseos inacabados.
Es la voz castigada, herméticamente refugiada, sagazmente escondida.
Es el grito que quiere desterrar el miedo y la guerra de sus entrañas.
Son las raíces aclamando algo de placer…
Es la desilusión, la indignación, la soledad y la tristeza apelmazadas en un pedacito de carne.
Y es el natural, explosivo e incontrolable instinto llamando a la sanación.
Entonces llega la risa de una ni
ña, y la altives de otra, para ver que este reflejo es ella misma.
Aparece la contención perpetua y el desfogue efímero para ver que son dos rostros de una misma moneda.
Viene la santidad, el cuarzo cristal; después aparece el éxtasis, la obscidiana reclamando un lugar.
Vida, renacimiento, y suerte.
Es expresión improbable, en hechos comprobables.
Es incoherencia y cordura
Dualidad y unidad
Es disgregación y conexión
Es la locura a quien le encanta divagar por los trechos de las teclas, para ver si en una casual pausa aparece la verdad que ha estado buscando en su show.
Y es la elocuencia que se describe a sí misma para criticar cada una de sus ilusiones.
Y es verdad, locura, censura.
Y es despliege, sueño y eternidad.
La frenética posibilidad de dejar saltar las palabras que no tienen una secuencia.
El código de la búsqueda interior, que no se puede decifrar en los libros sobre psicología, pero se puede reflejar en cada acto de la vida.
Es inmersión, autoconicimiento y autenticidad.
Que digo, no es nada de eso, porque es juego, risa y abandono.
Y es valor en medio de la desilusión, y es amor en medio de la desidia.
Es ese fuero interno que te hace perseverar aunque viento y marea sacudan los cimientos de tu existencia
Es la ocasión para trasfigurarse, para el cambio.
Todo ello lo es todo y lo es nada.

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