Tchytaka, apareciste como una semilla de luz en medio de mi vació, amaneciste como un cuadrúpedo trepador de mis silencios y destierros, te engendraste de la visión más compasiva y amorosa para llenar mi cueva de maullidos y juegos.
Te refugiaste en el centro de mi pecho para cubrir con ronroneos la soledad que me asediaba; y acariciaste lo profundo de mi alma con tus pequeñas garritas, me haz salvado de mi propia locura, para traer la curación de quien ama un ser sin condición.
hemos establecido una relación simbiotica, que nace de lo más puro, del amor que forja el destino, de dos espíritus que se juntan para reconocer su presencia, de dos animales que se reconocen como navegantes del universo.
Descendiste de los templos de los budas, en un día que rece en el corazón de la tierra sin predecir la maravilla que se acercaba a mi vida para darle un sur.
Una y otra vez te resguardas en el lecho de mi cuerpo, para recordarme que el amor es verdadero en cada plano de la vida, que ante el dolor hay un remedio, que ante el miedo un antídoto y ante la soledad un amor.
Agradezco porque me haz elegido, porque apenas conectamos entendí que no te olvidaría, que enfrentaríamos la marea y el mareo juntas, que encontraríamos un lugar donde ambas pudiéramos estar libres y felices.
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