Un torrente de pensamientos se apresuran a distraer al ser que vive un proceso de depuración, la luna acompasa este ciclo perpetuo en un oscilar de emociones y anhelos...Pero una autentica convicción resuena dentro de sí, la inevitable transformación se realizara en su viaje hasta llegar a lo profundo, donde la dualidad de la mente y la identificación con la corporeidad se disipan en un incesante retorno de la conciencia suprema, donde existe el uno y nada más.
Donde el origen se vuelve sus ojos en la interconexión de su conciencia en el todo: Esta sera su fuerza, su aliada, su inmanente propulsor hacia la trascendencia;entonces las estructuras que imagino de manera independiente, serán desplomadas por el soplido certero de la voluntad divina, hasta que ese insignificante personaje recuerde que su roca y sustento se hallan en el reconocimiento de su infalible amor. El temor, el juicio y el mal carácter son velos que nos auto-impusimos para creer en la falsa imagen del mundo...desatarnos de nuestro engaño, nos costara la eternidad. Hasta que un día liberados de nuestra ilusión podamos vivir la majestuosidad del universo, en nuestra propia carne...¿Cuando llegara ese día? -Se pregunta una solitaria...
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