Aunque quiera huir de mi misma y la realidad que me circunda, emprendiendo una fantasía por lugares exorbitantes y cálidos; una revisión interna a retenido mi cuerpo por sorpresa, aparentemente me encuentro enclaustrada, pero un viaje se esta llevando a cabo, quizá la exploración mas insospechada se esta revelando ante mi. Este juego de torrenciales emociones y vehementes sentimientos se desata en un hogar de muros quebradizos y frutas exóticas, donde el pasado se muestra sin delicadeza: aparecen los recuerdos, las sombras y los traumas como pan de cada día, para ser liberados a través de las lagrimas que los habían contenido; ahora no hay escapatoria, el templo se debe ordenar y curar, el huir es cosa de cobardes, el afrontar viene del corazón valiente que sustentado en una roca fuerte y divina.
Aunque cueste la vida, cueste la paz, cueste el amor, cueste la unidad; es imperativo caminar por tan sublime propósito; dejando el engaño, la represión, la culpa y el rencor de lado, la liberación se hace mas sencilla... Entonces nos reconocemos como lo que somos, eternos aprendices de nuestra familia.
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