jueves, 30 de enero de 2020

Reflexiones en tiempos de cambio

Las ideas de occidente no dejan de ser tentativas para muchos, y es "normal" en una sociedad donde se nace en contextos saturados de superficialidad, banalismo, hiper sexualidad, avaricia y egoísmo. Ser anormal es en cambio, casi un antídoto ante estas problemáticas disfrazadas y naturalizadas por las masas.
Desde las formas menos sospechosas como líderes espirituales enmascarados de santos, mientras abusan de su comunidad, hasta mujeres convertidas en objetos sexuales, sin vergüenza alguna. Me preguntó que se puede esperar de una sociedad sin bases éticas que protejan la vida; una sociedad de "esclavos útiles" a los fines del mercado, mientras el mundo se desploma alrededor y clama un poco de coherencia.
Pese a ello, lxs idealistas seguimos caminando sin perder a la utopía de nuestra vista, alimentamos con denuedo sueños que en otro tiempo eran irrelevantes pero que hoy son indispensables, trazamos rutas y forjamos caminos para despojarnos de lo ficticio, preferimos sostener una verdad cruda que una mentira apacible; optamos por inquietar las mentes y transformar la nuestra día a día, paso a paso, palabra a palabra. Construyendo nuevos paradigmas y esbozando mundos posibles en medio del colapso. No nacimos para seguir las pautas de un sistema que nos carcome interiormente, pues hemos venido para sanarnos, para revisar nuestras relaciones a profundidad y a intentarlo una y otra vez aunque todo nuestro mundo sucumba y nuestros nervios se agoten. No venimos a seguir el mediocre modelo de los que se adaptan a condiciones antinaturales mientras sostienen un estilo de vida cómodo e indiferente. Venimos a sacudirnos, a despertar de la pesadilla colonial, a mostrar nuevas formas de coocrear la realidad, a ser puente entre mundos a revolucionar el estado de las cosas a servir a la creación y al propósito superior. Venimos a ofrendar nuestra vida, a cuestionar a integrar las sombras, a enfrentar nuestros miedos a caminar con valor, a hacernos valer, a compartir quien somos sin importar lo que digan..
Fractal Aro Iris 29/01/2020

miércoles, 29 de enero de 2020

¡Resilencia & Re-existencia planetaria!

Ya no hay tiempo para la desidia, el miedo o los golpes de pecho por el destino de Colombia y el Mundo. Es tiempo de actuar, de aunar fuerzas y de juntar millones de latidos por la transformaAcción. De antemano, sabemos que la re-existencia en estos años implica forjar estrategias pacíficas ante el modelo de extracción, expropiación y monopolización que durante décadas se ha venido fomentando en nuestro territorio; pero la fuerza de un panal puede llegar a desestabilizar las bases del sistema que se ha fundamentado en la injusticia, la violencia y la muerte para “prosperar”; conjuramos ese modelo a su decadencia, porque seremos los veedores, protectores y artivistas en post de la vida.
Se está colmando la copa de nuestro planeta, se han manifestado muchas catástrofes de origen antropocéntrico, y aunque es cierto que el planeta ha tenido cambios significativos a lo largo de 4.500 miles de millones de años, también lo es que nuestra presencia como Homo sapiens no sapiens desde hace 180 millones de años, ha acelerado el cambio climático y la transformación de ecosistemas fundamentales para mantener el equilibrio en la biosfera; en especial en los últimos dos siglos donde se dio la revolución industrial, la revolución verde entre otros eventos (que deberían denominarse condenas y no “revoluciones” ni “desarrollo”).
Según algunas de las cosmovisiones de los pueblos originarios que habitan el País, “la tierra es nuestra madre” y la ley de origen rige por sobre las políticas que se han instaurado desde las instituciones a favor de la privatización y el neoliberalismo que prolifera en el sistema global. Ya estamos viendo los efectos de irrespetar las leyes de la naturaleza, entre los que no solo evidenciamos las consecuencias sociales sino también ambientales de este modelo de muerte, despojo, extinción, decadencia, hambre, sequía, fragmentación, inequidad y violencia (por mencionar algunas) frente al beneficio perecedero de los exterminadores de la vida.
¿Cómo vamos a afrontar este panorama devastador? ¿Qué haremos los defensores de la vida? En tiempos de crisis surge una poderosa fuerza de re-existencia, ante el dolor de nuestros ecosistemas, surge un poderoso llamado a proteger sus cuencas y biodiversidad, de esa mano extractivista que asecha a los territorios para llenar sus bolsillos de minerales finitos; ya estamos superarando el tiempo de la conquista donde nos engañaban con espejos quebradizos llenos de ilusiones ópticas.
Este es un llamado concreto a la re-existencia y la resiliencia en tiempos de crisis, solo queda la esperanza de ver amanecer un nuevo tiempo, solo queda el consuelo desde el tejido humano que se ha formado con propósitos altruistas que llaman a la vida, la unidad, la sororidad, y el amor.
Se levantará un pueblo: una nación sin fronteras, sin límites y sin opresor, que protegerá la tierra con sus báculos pintados con los colores de la diversidad, para co-crear un amanecer donde puedan florecer l@s niñ@s en libertad.
Ataguaia

REFLEXIONES EN TORNO A LA DANZA DEL SOL 2020 RETOÑO DE MAÍZ GUASCA CUNDINAMARCA

Esta fue la segunda danza del sol que tuve la oportunidad de acompañar. A diferencia de la primera danza a la que asistí, en esta ocasión pude ver desde una perspectiva más madura lo que estaba aconteciendo. Debo confesar que en la primera danza, tuve momentos de resistencia y falta de entendimiento. Pese a esto, aproveche mucho mi estancia compartiendo con los abuelos y abuelas, quienes siempre han dejado una semilla de consejo en mi interior que ha venido germinando de diversas formas.
Llegue el tercer día de danza en el momento donde entran los Heyokas (payasos sagrados) y los danzantes hacen sus ofrendas. En este día, reconocí esta sincronía como un mensaje, pues siempre me he considerado una iconoclasta, capaz de cuestionar las estructuras, jerarquías, normas y tradiciones. Admiro mucho la función particular de estos personajes dentro de la danza pues son capaces de ir más allá de las formas y transgredirlas con estilo. Son graciosos, pero a la vez mueven a los danzantes a permanecer centrados en su propósito, esto incita a que los danzantes entrenen su concentración en el propósito del porque están allí.
Ir más allá, implica también poder ver a través de la materia y entrar en el mundo del espíritu, donde los rezos coloridos y las ofrendas toman un lugar primordial durante la danza del sol; también admiro el carácter de quienes danzaron; aun a sabiendas del ayuno y sacrificio que ello implica. Sé que esta ceremonia es parte de un legado ancestral que proviene de norte América, el cual reafirma la visión de que somos uno, pues tanto apoyos como danzantes incursionan en un campo sostenido energéticamente por la comunidad entera. Es decir, el rezo de los danzantes se comparte a través del tabaco en los momentos de circular la chanupa. Los cantos que acompañan a la danza son fuertes y constantes, y la danza es exigente físicamente; la comunidad entera acompaña a los danzantes desde las márgenes del círculo, pero en los momentos en que los danzantes ofrendan se les permite entrar al círculo sagrado donde se encuentra el árbol de la vida el cual se encuentra adornado por los rezos de los danzantes y se le dota de intenciones. El camino rojo es un camino de valientes, dotado de profundas simbologías, desde el honor que se hace a los ancestros, los colores que se enarbolan hasta las direcciones y orden de la ceremonia tienen una razón de ser dentro de la danza.
Me parecía hermoso observar la escena llena de color, vestidos tejidos con apliques, plumas, coronas tejidas de salvia. Me conmoví mucho en el momento en que los danzantes realizaban su ofrenda, pues sentía un estremecimiento profundo recordando las variadas ocasiones en que se ha derramado sangre inocente y como el acto de entrega de cristo vino a redimir mucho de ese dolor. Pude ver a través de este la voluntad de los danzantes como una forma sincera de reconciliar el pasado doloroso, trascendiendo el dolor y hambre a través de su ofrenda. Veía a las mujeres que estaban en el círculo con mucha admiración, pues en esta danza solar donde prima la energía masculina, identifique la fortaleza y rezo de mujeres capaces de sostener desde el amor y la firmeza.
También me pareció muy valioso el aporte de las comunidades originarias de Colombia, pues se encontraron presentes durante la ceremonia, compartiendo en los círculos de palabras y cantos sus sentires y aprendizajes de forma sinérgica; encontrándose de este modo el águila del norte y el condor del sur. La presencia de la comunidad Muisca y Murui también la considere importante, pues dotaron de alegría el espacio de la casa de pensamiento y brindaron alimento espiritual a los participantes del encuentro. La última noche de ceremonia yopo fue también reveladora, en lo personal, sentí cubierta por los rezos de los danzantes y vi con esperanza el futuro. También tuve la oportunidad de liberar a través del alivio mucho dolor tanto individual como colectivo. En la mañana durante el Inipi, sentí que me rendía ante la voluntad suprema. Al regreso a casa, me sentí liviana, satisfecha y positiva. Como si participar de este encuentro me hubiera dotado de fuerza para continuar con convicción, sintiendo el acompañar de mis hermanos y hermanas en unidad.
16/01/2020