I
En búsqueda de nuestra maestría, queremos hallar verdades
externas que corroboren lo que de antemano nos es inherente, la sabiduría de
nuestro ser vinculado al infinito, a la totalidad indivisible a la realidad indubitable;
es la magnificencia de nuestro microcosmos eternamente conectado al estado de
los elementales espirituales que lo componen, es la integridad funcional de
todo cuanto vive y tiene existencia y vibración, todos los planos en una
frecuencia energética en constante transformación, nosotros anhelamos el divino
éxtasis, plenitud dentro del cosmos, lucidez que sobrepasa la nuestra humanidad
y se arriesga a percibir su divinidad libremente, sin las pautas de la sociedad
obsesionada por el consumo de los estereotipos, los arquetipos claman su reivindicación,
los dioses se indignan del sucumbir de la gnosis; entonces, tras este sedante inoportuno
de las pasiones insatisfechas, comienza la
era dorada de los campos colectivos de conciencia, donde se despierta un ideal
sagrado de amor y vida, las palabras profetizan el cambio, hemos desafiado a
nuestro ego a suprimirse, para dar paso a nuestro verdadero y único guía
universal.
II
Te vistes de negro, cuando en ti se encuentran todas las
posibilidades de gestación del universo. La semilla potencial de la vida, la
infinita existencia de toda vibración, el contenido de todos los planos, el
vació insondable...