miércoles, 16 de octubre de 2019

Dejar morir para renacer

La vida no estaría completa sin la experiencia de la muerte. Día a día morimos un poco, y a su vez renacemos como constante en nuestro tránsito por la existencia.
¿Qué estamos dispuestos a dejar morir en nosotros para permitir que la vida nos alumbre?
Actuar con coherencia en el ahora, nos permite abrir la puerta a la trascendencia del mañana. Este proceso, nos lleva por circunstancias matizadas por el tiempo; lo que ayer fue benévolo, puede haberse traducido en dolor y después en sanación.
Es fundamental percibir de forma ecuánime nuestra vida, ya que no estaremos a merced de los acontecimientos, sino que, tendremos la capacidad de sojuzgar cual es el sendero que nos lleva a la  realización. Sin darle un sentido bueno o malo a nuestra experiencia, sino elevándonos por sobre ella como quien se observa a si mismo sin identificarse con el juego.
Por eso hoy, quiero dejar morir mi apego hacia  personas, circunstancias , cosas y dinero. Quiero sentir la libertad de disfrutar del presente y los regalos que este ofrece, quiero ser libre de las expectativas y exigencias de otros y trazar mi destino con sabiduría.
Quiero dejar morir mi pretensión de ser amada o reconocida, por ello busco sopesar  mi valor  y ofrecer mi amor incondicionalmente; abriéndome a la magia de la vida con inocencia y confianza. Quiero conocer seres  libres y completos como yo. Con quienes pueda compartir mi autenticidad; sin temor a adentrarme en la profundidad de otros reflejos.
Quiero no tener barreras para el amor y dejar morir al temor. Y simultáneamente, dejar morir la enfermedad de mi cuerpo y mente, porque quiero experimentar la sanación integral de mi ser.
Vivir libre de manifestar mi potencial, ser más decidida y disciplinada, trabajar en mi misma; conocer mi interior, saber cuáles son mis sombras y tener la capacidad de abrazarlas. Saber cuáles son mis virtudes y poderlas usar para edificar tejidos prósperos y prolíficos.
Quiero dejar morir al egoísmo y egocentrismo, para reconocer que la generosidad y el altruismo son el rostro de una vida al servicio de la vida.
No debo tener miedo a retener nada, porque todo me sobreabunda y colma; quiero dejar morir la mentalidad de escasez, pues todas mis necesidades son cubiertas por la creación en mi presente.
Debo poder extender una mano de apoyo a quienes así lo requieran, sin negar mi ayuda o palabra a quién está solicitándola. Solo que, debo tener cuidado de no cargarme yugos que no me pertenecen, pues mi prioridad es sanarme y así poder brindar ayuda a otr@s.
Quiero dejar morir mi altivez y orgullo. Cerrar la herida que me causo sentirme desvalorada durante años. Quiero dejar morir mi complacencia y deseos de agradar, para permitir que mi  fuerza y  valentía emerjan con esplendor.
Quiero tener la capacidad de enunciar mi verdad sin miedo a ser yo misma.
No quiero volver a negociar mi libertad; pues habiendo transitado por este sendero, veo cuan desleal conmigo misma fui al adaptarme a circunstancias que no estaban dentro de mis competencias.
En realidad, quiero dar paso a mi autosanación y plenitud; forjando con paciencia el sendero que he de transitar, siendo la dueña de mi tiempo y tomando las  decisiones sobre el espacio que deseo habitar. Sin que nadie pueda cambiar el rumbo de mi destino, más que el más alto propósito que me guía a volar por sobre las contingencias.
Aveces, nuestras prisiones no están edificadas con barrotes,  sino con las cadenas invisibles autoimpuestas, edificadas con acuerdos imposibles de cumplir, con palabras y pensamientos limitantes, con barreras mentales y supuestos culturales.
La vida es deleite, libertad, soltura y no armadura.
La vida es libre en su naturaleza cuando deja morir su miedo al futuro; al que dirán, al "deber ser" moralmente infundado, a las ataduras prefabricadas que ciertamente dan una sensación de seguridad, pero que a la vez son perdición y perdida.
Cómo libre pensadora, puedo cuestionar los cimientos sobre los que se edifican las estructuras sociales y reflexionó sobre las coacciones que estás ejercen sobre mi y los sujetos.
Pues considero que una humana libre debe morir también al sistema de creencias que le impide experimentar su esencia y origen.
Debe morir a los patrones afianzados a un "modus vivendi" que la somete, subyuga o coarta desde la violencia  que por siglos le asedia.
Debe morir a pensar el mundo desde una sola perspectiva;  ya que puede permitirse entender otras formas de crear y concebir el mundo. Debería morir a si misma para verse reflejada en el todo con amor.

Fractal Aro Iris
Pintura: Julio Cesar Restrepo

Momentum de sanar






















El abuelo corazón un día floreció; hacia frío fuera, pero el tiempo fue favorable, pues era momento de existir. Dos flores se entreveían semanas después de la operación que una mano incauta se atrevió a realizar; esta se había entusiasmado y lamentado a la vez durante la recolección que hizo de unas pequeñas semillas que generaron heridas en el suculento cactus. ¡De las heridas nacieron flores! De la sabia derramada el corazón hizo una obra hermosa y perfecta. Los pétalos del renacimiento acompasaron este ciclo natural mientras una pluma blanca anunciaba su vuelo interno. Fractal Aro Iris

sábado, 12 de octubre de 2019

Lo que surge

Perfecto devenir de vivir en la unidad;
Gratitud por la abundancia encarnada;
Alabanza insesante hacia la perfección;
Oda al amor, suspiro por la bendición.
Tesoro de luz en el corazón que entrevió su sombra y la trasegó con un báculo de autoconocimiento; hasta encontrarse con su origen, divina esencia que se derrama como caudal de nuevos portales.
Es la expresión del ser que transita de lección en lección, en eterna rendición a la majestuosa voluntad de la creación.
Es la unidad reconociéndose en todos.
Es belleza titiliante, eterno enamoramiento, corazón de dulce fruto. 
Sanación persistente, pasión inagotable.
Creación sin censura del alma que despierta a la realidad de la vida. 
Transubstancia, y amalgama de matices de hermosas epifanías que recorren por el infinito.

martes, 1 de octubre de 2019

Indómita


Vislumbro el horizonte, mas no puedo distinguir con exactitud lo que este me depara. Solo puedo sentir la emoción desde mi centro impulsándome a dar un salto hacia lo inconmensurable. 
Veo el pasado, como eso que me permitió llegar a mi presente; sé que en los procesos nadie es indispensable y aunque me costó asimilarlo, hoy puedo transitar sin apego a estos; pues entiendo, que el fruto de la realización se aproxima a mi vida a cada paso. Porque entiendo que los sueños y propósitos que me he venido trazando tienen una forma particular de implosionar y detonarse en el tiempo apropiado. 
No tiene sentido aferrarse a ninguna ilusión o teatrino, pues la libertad ha de ser nuestro destino. Esa que se alcanza resolviéndose en el tejido interior, en el reordenamiento de los hilos de nuestras relaciones próximas, en la esencia del acompañar realista, en la lealtad de nuestros procesos y emociones.
¿Qué estructura podrá contener tu ferviente deseo por ser libre de exigencias? ¿Quién podrá negarte ser? ¿Podrán acallar tu indomable instinto por vivir siendo coherente con tu llamado interior? Nadie podrá someter  tu naturaleza innata. Cualquier intento de apaciguarte será un esfuerzo en vano. Porque los seres sentipensantemente libres NUNCA cesaran de enunciar con orgullo sus convicciones, pues su carácter indómito los llevara naturalmente hacia una incesante lluvia de satisfacciones;  la magia y el destino revelaran la causa de sus pasos, los cuales dejan un rastro autofloreciente en las ruinas del sistema.