domingo, 15 de abril de 2018

EL VUELO DE UN OJO DE DIOS

A punto de sobrevolar un ave de hierro, recuerdo mi visión: donde todos los mundos son posibles y las fronteras conceptuales se desploman...
Para que cuando me pregunten a donde voy pueda decir: del origen vengo y a el vuelvo...
Así encontraré cada viento amigable a mi vuelo...Y cuando esté en mi ombligo, podré pronunciar un canto a la madre desde el corazón que vibra al son de su abrazo.
Ya ningún rostro me será desconocido, ninguna cultura me será distante, ningún territorio apartado...
Porque aprenderé a reconocer la tierra, esa tierra roja que lleva la pasión de mi amor, esa tierra negra que alberga la semilla de la profundidad, esa tierra amarilla que dota de esperanza, esa tierra... que es ceniza, que es arcilla loable, que es arena entre el Amar, que es polvo en los cielos, que es roca sideral...esa tierra que reafirma los huesos y pule las piedras preciosas. Esa agua que alimenta las venas de la tierra, y rodea los pilares del fuego. Ese fuego que cimienta los maderos de la vida y respira la sincera intención. Aquel aire que se cuela entre las fosas para anunciar cada instante de vitalidad, el milagro que conocemos bajo esta forma humana…. Ese verso, ese cuento, ese tejido, ese encuentro, ese sueño...

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