La vida extiende ante nosotros los caminos inpronunciables del misterio, donde el silencio retumba en el fondo de los corazones que se encuentran reflejados sin buscarlo, en los mundos que se atraen sin pronosticarlo; en este momento es preciso discernir, la realidad espiritual de la ilusión mental, el propósito divino del condicionamiento humano, el amor de el temor; entonces se hará clara la verdad, en lo profundo, el ser entonara un canto de eterna vitalidad, que expele una paz insondable que al todo cubre.
Por un segundo, las formas desaparecerán, los deseos serán nada, los apegos se desvanecerán mientras la fantasía se desploma, recordaremos la unidad, en un campo extenso de perfección.