domingo, 8 de septiembre de 2013

Serpente-ante

I
Tildarán de irreverentes he irracionales a las palabras del speudo-poeta invisible,
que escribe sobre lo misterioso, sobre esa emanación imperceptible para el materialista,
buscada por el metafísico y descubierta, clara, magna para el inocente;
espero consumir el miedo y la duda, anhelo desenmascarar una a una las capas de la realidad,
reposar en el Logos, donde el instante verdadero es eterno.
II
Aquí nuestra vida se desenvuelve en el justo momento en que una lombriz yace en el suelo muerta;
¿será que esta meditación activa del transcurrir nos permitirá existir más allá del presente continuo?
pues esperamos volar por multidimensionales lugares, donde la energía eléctrica rebose nuestro interior,
dotados de fuerza en ese espacio que todo lo reúne, lo expande, lo libera; allí donde se salta como un hábil creador por el tiempo y se es consciente de toda vibración, sutil o estremecedora que llena a los espíritus de valor; en la onirica travesía del aprendiz, que declara con propiedad, su eterica verdad.
III
Paz y felicidad busco en este encantamiento; conocimiento del ser dentro de espesos átomos;
busco en la red de células, en la complejidad de la flor, en la frecuencia del silencio y en la espontaneidad de
alguna libre expresión; ¿hasta donde quiero llegar?; humanamente, ¿como lo haré?
Este proceso deja de ser un superficial objetivo de consumo; se halla más allá del limite de la corporeidad, presente en abundancia, la plenitud, el potencial, el Nirvana, el equilibrio...
IV
Con el serpenteante pensamiento que asciende para proyectarse sobre la luz,
se debe derribar la pretensión de amarte una y otra vez entre el candor de nuestras extremidades entremezcladas; la ficción no se puede seguir recreando en mi mente insaciable;
las energías colectivas que suben como nubes a la atmósfera de la vida,  son comunes y fidedignas pruebas de cambio, pero nunca de bloqueo.
V
La lombriz nunca a muerto, pues nunca fue realmente independiente, su transcurso por el orgánico y natural ciclo, nos permite concluir su trascendencia;
la resurrección de su ser infinito, logrará llegar a su  fin existencial; como esta simple mujer que hoy se coloca una mascara letrada, pero que en realidad tiene muchos cuerpos, nombres, formas, aspiraciones, composiciones de la elocuente locura ilimitada del ser.

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