Una vez ingreses a mi mundo no habrá escapatoria. Sé del miedo que genera esta incertidumbre, porque también he escuchado del temor de la gota antes de ingresar al mar. Siempre elegiste ver el mar desde afuera, porque no sabias como salir después de entrar. Lo entiendo, porque yo siendo el mar con todo: sus memorias y tormentas no he sabido como salir. Pero pude ver vida tras vida, rendirse ante la inmensidad.
No quiero contarte sobre las cosas que he visto, sino sobre las que he vivido, pues estoy compuesta de historias, algunas inexplicables para ti, como las de los mundos surrealistas por los que hechas un vistazo.
Entonces, ¿temeré a la imaginación?-No.
Mis miedos más grandes no radican en lo que esta en mi imaginación sino en lo que algún día le otorgue realidad y duele recordar.
No te voy a hablar sobre esos grilletes, ni sobre el abandono. Solo te diré que entiendo tu miedo, ya pase por el, y algún día espero trascender el mío.