Vida eterna tiene nuestro espíritu, alimentado por una
fuente divina llena de amor, armonía y paz. La sanación es un proceso que
tenemos que aportar para volver a ser uno, si estamos dispuestos a dejar
nuestros caprichosos deseos, podremos transformarnos por una fuerza evolutiva
más poderosa que llevara nuestro ser hacia la trascendencia, este proceso solo
depende de nuestra liberación, que es en abandono de los límites impuestos por
el ego y en consecuencia la apertura de nuestra visión, más allá del miedo que
produce la enfermedad. Nos encontramos unidos, cada molécula de nuestro ser es
una estructura perfecta, el equilibrio es su naturaleza, la realidad es el
aliento de vida presente en el universo consiente, todo aquello que está dentro
de la matriz divina, es protegido por principios cósmicos, los mismos que rigen
el ordenamiento de las células y los astros, nuestro sostenedor, es un ser
todopoderoso, absoluto, infinito, magnánimo, omniprenetrante…lo manifiesto y lo
inmanifiesto, la totalidad está gobernada por su infinita sabiduría, vivimos
tan solo en el reflejo de esta gloriosa verdad, nuestro cuerpo es tan solo una dimensión
de tan bastos multiversos, nuestra percepción una perspectiva…somos una unidad
conectada, nuestras energías se complementan y son perfectas, vivamos con esta
certeza nuestro camino de aprendizaje, renazcamos las veces que sea necesario
para comprender y confiar plenamente en el perfecto plan que nos hace libres.