Las emociones no pueden contenerse,
En este proceso de
autoconocimiento, me encuentro ante mi
propio reflejo, surgen figuras ocultas por el tiempo y la vergüenza para
recordarme que la sombra que existe en mi interior debe revisarse, aceptarse,
limpiarse; ya no la miro con odio o con temor, empiezo a rodear mi figura a
invitar a ese subconsciente personaje a que juegue con migo y me recuerde que
la locura y el caos algún día hizo parte de mí, no niego que sus laberintos
sumergieron a mi mente y que sus actos me entretuvieron, pero ahora que busco
claridad reviso mi pasado desde otra perspectiva completamente novedosa, casi
analizándola desde un plano abstracto, donde el personaje que creado se
desploma con el barrido del tiempo, incluso dudo de ese reflejo dudoso en
constante cambio, realmente quiero liberarme del engañoso ego que entorpece el
caminar; de pronto encuentro una memoria adherida a mí, tendencias y
llamamientos inscritos en mis genes, en los círculos de mi familia, pero quiero
resonar por mis propios medios, quiero ser emperatriz de mis emociones he
instintos, controlando pacientemente mi mente y cuerpo, volver a la integridad,
viajar hacia el origen de las manifestaciones externas y explorar mi camino con
sinceridad.
En el amanecer se reconocen los
matices, la luz no enceguece ni la sombra oculta, porque un equilibrio dinámico
está generando un espacio de plenitud, donde el recorrido es en sí mismo se
disfruta, caídas y elevaciones son parte de su realidad temporal. En medio de
este ecológico entramado, una mujer camina, perdonando cada vez sus
distracciones y retornando a su naturaleza primigenia, que le lleva
indubitablemente a su realización; no importa cuánto tiempo lleve este proceso,
porque tiene una eternidad para trascender, si el inframundo aparece ante sus
ojos, ella lo enfrenta con dibujos sobre rocas y semillas de árboles de los
cuales surgen flores de vida y fructifican esferas de saber vital.
Catarsis que se permite ser, sale por las grietas, comienza a
reconstruirse, trata de desenmarañar la complejidad, se busca en los estados de
ánimo y se halla en mil caras del pasado. Esos secretos que se escondían en el mundo
interno, empiezan a aparecer, a llamar, a reclamar su espacio; entonces se
escudriña la mente a medida que el cuerpo somatiza, viaja hacia el interior con cuestionamientos
que se resuelven en una dimensión energética. Este es el maravilloso proceso de
autoconocimiento, donde se abandona el temor a sí mismo, allí en la matriz natural donde se reafirma el ser
y el hacer desde el abandono del no ser.
II
Si vivimos el proceso de enfrentarnos a lo desconocido, a nuestras
inseguridades, a nuestras raíces, a nuestros sentimientos; entramos a un
espacio extenso, donde las relaciones que hemos generado están marcadas por nuestro
pasado, donde nuestra memoria morfogenética ha sido influenciada por las
acciones de nuestros ancestros, donde nuestro campo energético está conectado
por fuerzas y vínculos que no siempre hemos
elegido; identificar nuestros patrones y estar en capacidad de traerlos a la
conciencia y desatarse es parte del trabajo para ser libres.
Abrir una puerta a los mundos del subconsciente, donde cada acontecimiento nos lleva a conocer nuestro interior y a penetrar en el origen de nuestra enfermedad para dotarnos de herramientas de conocimiento y sanar desde lo profundo.
Ver la luz en la oscuridad del subconsciente, limpiando cada rincón, seleccionando los frutos que alimentaran a la comunidad, fortaleciendo las bases, abriendo constelaciones para aterrizar en la tierra; reflexionar, meditar, liberar, entender, comunicar, servir.
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