La fuerza del perdón viene del mismo lugar de donde viene la fuerza del amor.
Es la energía que llega después haber reconocido el dolor ancestral y entender que cada ser siempre actúa desde su crianza, su contexto y sus propias elecciones. Pero que si nuestra elección está el perdonar, quienes nos liberamos somos nosotros mismos.
Muchas personas vinculan el perdonar a olvidar, pero poder perdonar implica el poder recordar sin dolor. Y para dar ese abrazo compasivo se requiere de un proceso donde tuvo que tramitarse el dolor ya sea a través de lágrimas, oración, meditación, palabras o arte.
Nunca se vuelve a ser igual después del perdón.
Tampoco es un deber volver a ser el mismo con alguien a quién se ha perdonado. Porque aunque perdones, tienes la experiencia y está te hace libre de elegir si quieres permitir o no más maltrato o humillación.
Muchas de las raíces de nuestras heridas y de las cosas que vivimos cuando adultos vienen de las raíces profundas de nuestra infancia y aprender a abrazar a nuestros padres y madres de la forma en la que hayan sido también es esencial para poder crear relaciones futuras con hombres y mujeres más enriquecedoras y sanas.
Poder identificar los patrones y cerrar los ciclos de condicionamientos pasados también es importante para construirse desde el amor. Solo nosotros podemos encargarnos de ser el amor que anelhamos, solo nosotros podemos valorarnos y hacernos valer. Nadie más perdonará por nosotros y nadie más nos podrá perdonar como nosotros nos perdonamos a nosotros mismos.
Martes 11 de marzo 2025
Fractal Aro-Iris